En la actualidad, con la ayuda de los métodos tradicionales y de test de diversos tipos, la fecha del parto puede fijarse con bastante precisión. Si el embarazo se prolonga mas de la cuenta y el bebé no acaba de nacer, existen exámenes y pruebas para para comprobar si todo marcha bien. Por ejemplo:
Mediante un monitor, pueden comprobarse los latidos del corazón del bebé. Un ritmo irregular es señal de que algo no funciona bien.
La amnioscopia examina el estado del líquido en que flota el bebé dentro del útero, o amniótico. Si este es de color verde, es necesario extraer al niño sin demora.
Otra prueba, ecografía, determina el nivel del liquido amniótico, los movimientos del bebé y las condiciones en que se encuentra la placenta. Una prueba hormonal sirve para asegurarse de que la placenta puede seguir cumpliendo su función.
Si las pruebas anteriores muestran que algo va mal, el ginecólogo puede provocar el parto artificialmente, o practicar una cesaría cuando el caso es de emergencia.
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